viernes, 18 de enero de 2013

SOBRE TREPADORES A PEDAL EN VIVO EN EL ESPECIAL


           Publicado en La Gaceta Barrial, Octubre de 2012


“Vení, que es rock”. Y resulto ser rock y en agosto. Cuando lean esto será agosto todavía, o quizás ya sea septiembre. No importa. No diferencié el trayecto entre estar acostado con un dolor naciendo en el fondo de los ganglios de mi garganta y el estar  viajando en el 15 hasta el reducto palermitano “El especial”.Algo lindo, el refrán, la máxima que Trepadores a pedal puso a modo de presentación en su página web:“todo hombre que pretenda trepar, lo hará a pedal”.Gran frase, y como toda gran frase, primero es bella porque nos gusta, luego podemos intentar deslizar alguna interpretación. Es algo así como la música, la frase. La música es melodía, armonía y silencio. El silencio no abundaba esa noche en “El especial”. Lo que abundaba era el tiempo. Como todo espectáculo gratis, cuando se anuncia a las nueve, se extiende a las diez, cuando se anuncia a las diez, se extiende a las once y así sucesivamente…¿Será que cuando no hay entrada rápida de dinero, digamos, entradas pagas, anticipadas
y se espera el desembolse en alcohol o picadas o pizzas, se extiende todo a propósito?  No seamos mal pensados. ¡Qué mal pensado soy!
Tiempo muerto en la barra. Veo pasar la cabeza saltarina del baterista floridense de trepadores a pedal, Federico Mariluz. Es un ser adorable, algo hiperactivo, charleta: muchos bateristas deberían aprender de su comportamiento. Es un baterista que no parece ser baterista. Sigo en la barra. Tiempo muerto. Pido algo, no hay vasos, un borracho se me acerca diciéndome cómo debo beber eso que pedí, si con un hielo o dos, según el, yo no sé beber y demás. El borracho seguramente en un pasado mejor fue somelier de whisky, sino no me explico la impertinencia. Bañado en santidad: le dije que gracias por los consejos y traté de esfumarme. Luego, escucho el sonido mágico. Ese sonido familiar: a banda que está preparándose en el escenario; una mezcla perfecta de acoples, murmullos, chistes tontos lanzados por conocidos de los músicos…
 Ya estaban a punto de comenzar. Todo hombre que pretenda trepar, lo hará a pedal, pensaba mientras me acomodaba como podía en el único lugar disponible: justo enfrente de una puerta de vidrio ubicada en medio de una habitación que oficia de sala. El vidrio resulta un enemigo de toda acústica, pero recordemos, esto es “El especial”. Y uno le toma cariño. Empezó. Era rock, efectivamente. Tenía la fuerza, la justeza del rock, pero con toques ácidos de inteligencia. Un colorado es el guitarrista, Julián Colla, y no sólo hace la única guitarra, sino algún que otro coro. Aquí la banda destruye la leyenda de que los colorados son mala suerte. Salen airosos. El Colorado da buena suerte a los Trepadores a pedal. No lograba diferenciar, de qué canción se trataba. Era un combo que citaba partes tanto de Spinetta como de Led Zeppelin. La banda apoda a esta gema: “Winamp”. Sonaban con polenta. Movía el piecito; el bar se iba llenando de… ¿La pesada de trepadores? Si, hubo una tímida futbolización del público, pero no llegaba a molestar, resultaba agradable y positivo. La banda se ajustó cada vez más con el correr de las canciones. El baterista agradable le pegaba con precisión  a todo. “Un inodoro sin cadena”, “Dos por uno”, y la balada “Mundos paralelos” se apoyaron en la banda y en la personalidad de Martín Ezequiel Porley, la voz, que supo enfrentar con aplomo a los micrófonos. Artefactos que dicha noche parecían estar creados para molestar y no para amplificar al cantante. No importó demasiado. La música es eso: una conjunción, una suma. Y los resultados no siempre se dan en formas parejas. Todo hombre que pretenda trepar, lo hará a pedal. Trepamos un rato por una canción macabra: “Autoextracción”. De repente, ya no importaba la demora anterior, ni que fuera jueves. Seguía moviendo el piecito. El gran final, fue un tríptico todopoderoso en el cual un viejo zorro de las tres cuerdas, Brian Correa Conde, demostró cuánta experiencia tiene en un instrumento que no tiene ni un siglo de vida: el bajo eléctrico. El Colorado arrancó a darle y darle al  Delay.  Y pisando estos pedales ascendimos. Seguidos y rápidos sonaron: “Que saltes” y dos covers, uno de Stone Temple Pilots, “Crackerman” y uno de Sumo, “ Next week”. “Dame tu nescuic” y al poco tiempo, en un bello acople, el show terminó. Desde el  momento en que el  colorado apretó su  pedal comprendí la frase. Ahora, señor vecino de Florida, cuando esté caminando por el barrio y escuche una lejana música, de gente ensayando; acérquese y escuche al trío inmortal: bajo,  guitarra y  batería en fuerte comunión. Y así podrá trepar, subir, ascender. El rock funk, el rock de power trío, el rock-rock; eso fue Trepadores a pedal en “El especial”.Mi garganta ya ni asomó con doler.

Ladislao Serrano, 9 de Agosto de 2012.









No hay comentarios: