viernes, 18 de enero de 2013

ACERCA DE MOLTO



Publicado en La Gaceta Barrial, Noviembre de 2012.

Se han hecho en los últimos tiempos todas las notas y gacetillas posibles, entrevistas, críticas de discos, descubrimientos asombrosos de artistas ocultos que no quieren salir nunca a la luz, descubrimientos de enfermedades, creación de nuevas enfermedades y más. Pero insistimos, la música sigue siendo… Musical. Todos los comienzos son difíciles y más cuando se trata de comenzar un párrafo o de comenzar un recital… Hay que calentar las manos, la voz, pensar qué se va a escribir, definir – o no- un estilo, afinar, afanar, entrar afinado –todo el mundo entra desafinado pero queda feo no saber que se está entrando desafinado- y por supuesto, una vez que la rueda comenzó a girar no es posible frenar ni volver atrás. Lo malo es que casi siempre uno termina pensando como dice Molto en una canción, que “el mundo desaparece en mi taza de café”. El viejo tema de la lógica cotidiana. La lucha con los días que andan “por si solos”.
¡Qué dilatada la cuestión! “¿De qué habla este sujeto?”. Pregunta válida. Se habla de Molto, banda norteña que poco a poco da que hablar. Al menos dos personas venían zumbando a mis oídos con pequeñas frases: “Molto está buena”, “los Molto fueron la mejor banda de tal concurso de bandas” y otras por estilo. Yo desconfiaba o tal vez estaba cansado. Nunca lo supe hasta que lo supe. Molto, adjetivo o adverbio de obvio origen itálico que significa:”mucho” ”muy”, “extremadamente”… Sí, eso es Molto. Y no se trata ni de la  mermelada ni del puré de tomate.
Molto podría ser la anti-banda: letras largas y filosóficas, muchos miembros, cantante intrigante y bueno, grandes músicos pero que saben contenerse, se visten como quieren, tocan en festivales político-artísticos, suenan bien pero con la dosis necesaria de desprolijidad, tienen coqueteos con cierto folklore, sus canciones no bajan de los cinco minutos y demás.
 Otra marca formal interesante. Todos sus miembros, sacando al baterista Felipe Zaldivar y al cantante Mariano Abadal quienes tienen esas dos funciones marcadas,
tocan tanto bajo como  guitarra eléctrica y española. Es decir que en los shows: tanto Agustín Gino Colonna, Pedro Gómez Carrillo como Gabino Giorgetti  rotan del bajo a la guitarra según la canción lo requiera.
Entonces ¿Cómo definir la música de Molto? Podríamos reflexionar en dos paradigmas que escucho y veo, sinestesia mediante, en muchos grupos últimamente. Por un lado el fantasma spinetteano y sus armonías; por el otro, una búsqueda abierta y libre que va del jazz o el blues al folk  que traga cualquier cosa que sirva a la banda en cuestión. A esto podría agregarse también una búsqueda poética importante, interesante y con molto matiz.  
Una canción que parece encerrar buena parte de la búsqueda de Molto es “Carneval”. Se escucha una grabación tomada de la BBC y el grito cotidiano de “me pasas una birra”. Luego las guitarras flotan en un estilo de jazz valseado con diversos contrapuntos rítmicos. La delicia mayor es el final. Suenan los gritos agudos y sentidos del cantante sobre una coda de guitarras, que se rodean en arpegios y punteos hasta concluir –como empieza la canción- con los aplausos de un recital en la BBC.
Molto se las trae” fue otra frase que llegó a mis oídos. La verdad es que Molto sí se las trae, pero mejor ustedes hagan la prueba. Pueden ir a verlos, y escucharlos,  el 15 de Noviembre en Umma Club (Libertador 14.090). Eso sí: señoras y señores, damiselas y chicuelos de la zona: ¡cuidado! Corren peligro de enamorarse de los  Molto.
Y para terminar abruptamente como siempre se debe terminar cualquier género híbrido, una cita política de los Molto para reflexionar:


“Deben ser  payasos los hombres que pisaron la luna
Porque desde el techo de casa no se vio nada, nada en su cara.
Fue  la guerra fría la histeria de las bestias.
Batalla en los medios ¡Chismes! ¡Tetas!
Palabras que mordieron su escote.
La mano de un hombre nos hamaca.”


Pueden escuchar algo de Molto por acá: http://soundcloud.com/gabino-mambo/molto-caf


 Ladislao Serrano, noviembre de 2012.

   

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