Publicado en La Gaceta Barrial, Noviembre de 2012.
Se han hecho
en los últimos tiempos todas las notas y gacetillas posibles, entrevistas,
críticas de discos, descubrimientos asombrosos de artistas ocultos que no
quieren salir nunca a la luz, descubrimientos de enfermedades, creación de nuevas
enfermedades y más. Pero insistimos, la música sigue siendo… Musical. Todos los
comienzos son difíciles y más cuando se trata de comenzar un párrafo o de
comenzar un recital… Hay que calentar las manos, la voz, pensar qué se va a
escribir, definir – o no- un estilo, afinar, afanar, entrar afinado –todo el
mundo entra desafinado pero queda feo no saber que se está entrando desafinado-
y por supuesto, una vez que la rueda comenzó a girar no es posible frenar ni
volver atrás. Lo malo es que casi siempre uno termina pensando como dice Molto en una canción, que “el mundo
desaparece en mi taza de café”. El viejo tema de la lógica cotidiana. La lucha
con los días que andan “por si solos”.
¡Qué dilatada
la cuestión! “¿De qué habla este sujeto?”. Pregunta válida. Se habla de Molto, banda norteña que poco a poco da
que hablar. Al menos dos personas venían zumbando a mis oídos con pequeñas
frases: “Molto está buena”, “los Molto fueron la mejor banda de tal
concurso de bandas” y otras por estilo. Yo desconfiaba o tal vez estaba
cansado. Nunca lo supe hasta que lo supe.
Molto, adjetivo o adverbio de obvio
origen itálico que significa:”mucho” ”muy”, “extremadamente”… Sí, eso es Molto. Y no se trata ni de la mermelada ni del puré de tomate.
Molto podría ser la anti-banda: letras
largas y filosóficas, muchos miembros, cantante intrigante y bueno, grandes
músicos pero que saben contenerse, se visten como quieren, tocan en festivales
político-artísticos, suenan bien pero con la dosis necesaria de desprolijidad,
tienen coqueteos con cierto folklore, sus canciones no bajan de los cinco
minutos y demás.
Otra marca formal interesante. Todos sus
miembros, sacando al baterista Felipe Zaldivar y al cantante Mariano Abadal
quienes tienen esas dos funciones marcadas,
tocan tanto bajo como guitarra eléctrica y española. Es decir que en
los shows: tanto Agustín Gino Colonna, Pedro Gómez Carrillo como Gabino
Giorgetti rotan del bajo a la guitarra
según la canción lo requiera.
Entonces ¿Cómo
definir la música de Molto?
Podríamos reflexionar en dos paradigmas que escucho y veo, sinestesia mediante,
en muchos grupos últimamente. Por un lado el fantasma spinetteano y sus
armonías; por el otro, una búsqueda abierta y libre que va del jazz o el blues
al folk que traga cualquier cosa que sirva
a la banda en cuestión. A esto podría agregarse también una búsqueda poética
importante, interesante y con molto
matiz.
Una canción
que parece encerrar buena parte de la búsqueda de Molto es “Carneval”. Se
escucha una grabación tomada de la
BBC y el grito cotidiano de “me pasas una birra”. Luego las
guitarras flotan en un estilo de jazz valseado con diversos contrapuntos
rítmicos. La delicia mayor es el final. Suenan los gritos agudos y sentidos del
cantante sobre una coda de guitarras, que se rodean en arpegios y punteos hasta
concluir –como empieza la canción- con los aplausos de un recital en la BBC.
“Molto se las trae” fue otra frase que
llegó a mis oídos. La verdad es que Molto
sí se las trae, pero mejor ustedes hagan la prueba. Pueden ir a verlos, y
escucharlos, el 15 de Noviembre en Umma
Club (Libertador 14.090). Eso sí: señoras y señores, damiselas y chicuelos de
la zona: ¡cuidado! Corren peligro de enamorarse de los Molto.
Y para
terminar abruptamente como siempre se debe terminar cualquier género híbrido,
una cita política de los Molto para
reflexionar:
“Deben ser
payasos los hombres que pisaron la luna
Porque desde el techo de casa no se vio
nada, nada en su cara.
Fue
la guerra fría la histeria de las bestias.
Batalla en los medios ¡Chismes! ¡Tetas!
Palabras que mordieron su escote.
La mano de un hombre nos hamaca.”
Pueden escuchar algo de Molto por
acá: http://soundcloud.com/gabino-mambo/molto-caf
Página de Molto: http://www.facebook.com/moltoesamor
Ladislao Serrano, noviembre de 2012.
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