viernes, 18 de enero de 2013

ENTREVISTA A ARQUITECTOS DEL AIRE

Publicada para La Gaceta Barrial, agosto de 2012.(versión entera)




La Gaceta Barrial aprovechó un breve tiempo libre en la agenda de la joven, pero experimentada banda florido-saavedrina. Arquitectos del Aire (de ahora en adelante en la nota A.D.A. Charlamos, entre mate y biscochos, con tres de sus cinco integrantes,  tanto de su pasado como “Drugs and Love”, del futuro, de la música y de la preparación de su primer EP y muchas cosas más.  La banda, cuya base está hoy compuesta por Fausto Aguirre, Federico Piñeiro, Juan Martin Altermir, Alex Greyner y Sebastián Rodríguez Morell.  

Hagamos una genealogía de la banda, cuenten un poco el nacimiento, de dónde vienen los A.D.A.

FA: Es una historia medio larga, se puede decir que en realidad A.D.A. pasó por muchas etapas. De hecho, a esta última formación  le pusimos el nombre porque nos gustaba mucho y significaba el comienzo de una nueva etapa. También se puede decir que esa nueva etapa comenzó inclusive antes de terminar con “Drugs and Love”. Si bien esa banda tenía una esperanza de vida A.D.A. ya se estaba formando…

¿Cuánto de “Drugs and Love” hay en A.D.A.?

FA: Creo que en realidad hay muy poco. “Drugs and Love” era una banda con la que veníamos tocando con varios de los integrantes actuales. Fue la etapa de gestación donde nos conocimos el Rola (Federico Piñeiro), Seba (Sebastián Rodríguez Morell) y yo. En el principio, fue solamente potencial, hasta que conocimos gente que se fue sumando dándonos ayuda. Rola y Seba por ejemplo, empezaron grabándonos y hoy son parte de la banda.

Es interesante ver en esta banda, cómo la función de productor, ingeniero y músico no se diferencian en absoluto.

FA: Justamente, es algo exótico, porque las personas que entraron a laburar con la banda, en lo que es ingeniería de sonido, grabación y demás, esa gente que se sumó para  aplicarle seriedad al proyecto grabándonos, fue la que terminó coincidiendo en A.D.A. En realidad, es una cosa mucho menos forzada de lo que parece. La banda no se armó, ya existía, pero nadie lo sabía.
FP: Yo me acuerdo de algo como anécdota al paso. Cuando me integré, fue algo medio tímido, ellos sonaban tan bien como trío, que fue algo progresivo, nada forzado. Todo floreció naturalmente,  desde la amistad.

Ya que fueron un poco para el lado del sonido, ¿son muy celosos del audio ustedes?

FP: Recontra.
FA: Celosos al punto de una búsqueda intensa del audio, sí. Ahora, yo personalmente, no soy de los “Omar Rodríguez López”, que se esconden la cadena de pedales para que nadie sepa lo que está haciendo con el audio. A mi me gusta que, tanto como yo tengo esa cosa celosa por el audio, me gustaría o quisiera, que haya una búsqueda del audio en general, en el sistema en que nos manejamos, con las bandas que nos manejamos. Creo que nos falta un poco en la búsqueda del sonido, sobre todo en la música under.

¿Estás refiriéndote a la profesionalización de las bandas?

FA: No sé, hoy en día, a que se le puede llamar  “ser una banda profesional”. Hay bandas que cuentan con un apoyo económico importante, y sin embargo, cuando uno las va a ver en vivo, se queda con ganas de escuchar algo serio. Pero sí, hay que tratar de buscar la semilla, algo nuevo que rompa con todo lo demás.

Hablemos un poco de la zona norte, además de tocar en la escena, algunos de ustedes viven allí. ¿Creen que faltan lugares para desarrollar la música en la zona? Bandas hay ¿no?

FP: Quizás falten lugares, igualmente, no hay que irse a la posición cómoda. Faltan lugares y también falta iniciativa por parte de las bandas de decir, bueno: yo quiero esto, lo voy a hacer de este modo. El ejemplo que nosotros tratamos de manejar, y el que más nos llega y tratamos de siempre respetar, es el de no pagar por tocar. Queremos que el movimiento artístico generado sea algo y sirva para algo, no que vaya a un bolsillo y ya.
FA: En realidad, no sé si lo que faltan son lugares para tocar, porque si uno se mete en la página de cultura de Vte. López, se va a encontrar con muchos lugares que están habilitados para poder generar actividades culturales. ¿Pero qué pasa? No hay iniciativa ni organización de parte de las bandas. Hoy  en día, está como muy predispuesto el “yo hice lo que pude, yo hago lo que puedo”. Y no es así, porque si uno se organiza con sus compañeros de las otras agrupaciones, y quita de lado esa cosa competitiva, y trata de allanar el camino desde lo  under, hacia  todas esas organizaciones cuya  única función es ponerte impuestos para tocar, obligarte a tener que vender anticipadas y demás cosas que retrasan el crecimiento de la música en el país y en toda sudamerica ; inclusive, hay muchas organizaciones que se la juegan de música independiente y progre y  terminan cobrándote 350 mangos para tocar. Si uno pudiese, despejar el camino a todo eso, decir no, congregarnos entre todos y buscar lugares competentes donde organizar actividades culturales, sería más  fácil, porque lugares hay. Lo que  falta es despertarse un poquito.

¿Ustedes piensan que el cooperativismo musical es una salida? por ejemplo,  lo que pasa en La plata con las bandas.

FA: Justamente,  es una salida, pero comparar la zona norte con la ciudad de  La Plata es  comparar  dos cosas disímiles.

Claro que es verdad que La Plata tiene una tradición musical de más de treinta años…

Fa: Totalmente, es como comparar Estados Unidos con Inglaterra, son dos formas distintas de encarar el arte o la música en general. Ya en La Plata,  tenés muchos más subsidios para todo lo que sean carreras de arte en la universidad  o espacios culturales. En el caso de las bandas de La Plata por ejemplo: “El mató” cuenta con el apoyo de una discográfica.

 Pero Discos Laptra creo que la fundaron ellos…

FA: Sí, pero tocan hace un montón, ya tienen mucho piso y cancha. Quizás, no sea el caso de la mayoría de las bandas de Vte. Lopéz. Son todas bandas muy jóvenes, bandas como Crisol tienen cuatro años. Nosotros tenemos cuatro años tocando. Recién se está gestando un movimiento de música under en Vte. López.

¿Ahora están grabando no?

FA: Recién terminamos de grabar. Igual,  nunca terminamos realmente (risas). Estamos terminando algo y ya arrancamos con algo nuevo.
FP: Nunca terminamos.

Creen  que eso se debe a su estilo, a su forma de encarar la música o es una parte propia: la obsesión por la perfección.

FP:   No va por el camino de la obsesión, es algo que realmente nos encanta. Y muchas veces vengo y la paso pésimo en el estudio, porque no me salen las cosas o porque no quedo contento. Pero en el fondo, es algo que te encanta y te da mucha  vida eso de sentarte a grabar con tus amigos, que son como hermanos…
FA: Te llena muchísimo. Igual, dentro de la banda, hay algunos que somos muchísimo más celosos en cuanto a la terminación de las composiciones que otros. Yo con Seba, por ejemplo, suelo tener diferencias bastante fuertes en eso. Le veo otra cosa a la grabación cruda, y él tiene posturas distintas. Todo lo mezcla Seba, y es obvio que a cada uno le va a gustar que algo suene más paneado o tres, cuatro milímetros distinto. Cada uno tiene un oído diferente. Pero, el que se dedica a hacerlo es él, y lo respetamos porque hace un trabajo de la san puta.

Su música, si bien sigue siendo muy melódica, hoy va más para el lado progresivo e instrumental. ¿Eso es parte del crecimiento o lo relacionan con la búsqueda musical?

JMA: Tiene que ver con el hecho de que cada uno de los cinco lleva una manija completamente distinta de influencias bastante locas. Entonces, al tener todos, un instrumento encima, mas allá de que la voz es otro bastante fundamental, la pasamos bomba zapando y viendo qué se crea en el momento. Igualmente, sí reconozco que A.D.A. tiene un corte más instrumental que “Drugs And love”, que tenía un formato más de canción formal. Acá se explotan cosas como Standards de jazz. Si bien “Drugs and Love” había empezado como una banda jazzera, después tomó otro camino.

Claro, eso se ve también en las letras: la lírica va despareciendo, ya sea volviéndose frases o tomando formas más herméticas.

FA: Creo que “Drugs and Love” era un grupo que apuntaba a romper un poco con la estructura, pero del lado completamente de adentro. Trataba de romper la estructura dentro de la canción,  apuntaba a que la gente pueda entender que es posible hacer música dentro del formato canción. Creo que necesitábamos la canción, en ese momento,  para poder entendernos a nosotros mismos. Ahora, creo que A.D.A. es, comparado con eso: la liberación de los instrumentos.

Eso apunta a llegar a un más allá del pop”…

FA: Hay restos de  pop en “Arquitectos”, y también había restos progresivos antes. Creo que esto es, no sólo la maduración, sino, como dije antes: la liberación de los instrumentos. Es empezar a entender un poco que, el que toca el bajo es mi compañero, no yo. Lo que toque el va a ser quinientas veces mejor que aquello que yo puedo tener en la cabeza. A partir de este pensamiento es que nace una banda horizontal. Una banda en la cual todos tenemos parte, tanto en la composición como en los arreglos, donde todos vamos a poder opinar y todos vamos a poder cambiar, si estamos de acuerdo, lo que sea. Incluso, si alguno de nosotros cree que la interpretación de alguien no está aproximada, se lo decimos, no tiene que haber ningún problema. Luego, él decidirá si tiene ganas de seguir tocando eso o de tocar otra cosa.

Todo un rasgo de madurez…

FA: Aprender a aceptar lo que toca el otro y no sólo eso, sino, disfrutar del ceder. Todos somos parte de una banda. No va mas eso de: “vos ya soleaste mucho, y ahora me toca a mi”. No, eso ya pasó.

Vamos a la composición.  ¿Son de los que creen en la inspiración, en los llamados de las musas o siempre se los encuentra en la sala de ensayo?

FA: Y sí, digamos, la inspiración existe, pero es un poco y un poco, me parece. La inspiración es totalmente real. Pero, si te agarra cagando en el baño, no vas a poder hacer nada (risas). Tenés que esperar la inspiración mientras estás laburando en lo tuyo, no leyendo el diario o jugando a la pelota. Si estás jugando a la pelota, vas a meter un golazo, pero no va a ser productivo para la música o el arte en ese momento. Es el trabajo del músico y del compositor. La inspiración te tiene que agarrar laburando.

Las influencias son variadas por lo que anduve investigando…

JMA: Por mi lado, mucho rock progresivo y cuatro años en un instituto de jazz, del hijo de Walter Malosetti. Años aprendiendo jazz clásico, y bueno, después conocí a estas bestias, que me traen un Moog, me proponen tocar dubstep y me obligan a laburar cosas nuevas.

Siento  mucho Charly García, de la época en que tocaba con trecientos teclados, también sé que les gustan cosas disímiles: desde el pop francés hasta Alejandro Sanz…

FP: Una melodía es algo que te puede llegar desde cualquier tipo de género y de artista. Una linda melodía es realmente lo que a mí me mueve, mas allá de quien, de como o de cuando.
FA: Uno se puede encontrar melodías maravillosas en la cumbia villera y eso hay que darlo por sentado. No podemos seguir con eso de que el que escucha cumbia es un negro de mierda. Escucho “La maquina de hacer pájaros” y me vuelan la cabeza sus melodías, pero también escucho “tu y yo a la fiesta” y también me vuelve loco. No a todos en la banda les gusta, pero bueno, la música es música. Dejamos de lado eso de pensar para qué componemos, no pensamos a qué nos dirigimos, simplemente sabemos que lo que vamos a tocar va a funcionar, tenemos la seguridad de eso porque estamos seguros como grupo humano. El estilo se va formando en el camino, no tenemos miedo de ver cómo va a encajar eso, sabemos que va a encajar.

¿Hoy cómo se sienten como banda?
JMA: No muy distinto a cuando empezamos, pero la seguridad se va desarrollando cada vez más. Se nota mucho en las zapadas, en las composiciones; va todo como por un tubo, muy aceitado. Hoy en día, es más fácil decirnos las cosas a la cara.
FP: Ya es una relación de hermandad. Si bien a veces se discute fuerte,  hay una buena separación entre lo personal y lo que es el proyecto profesional-artístico, viendo el profesionalismo como un dedicar la vida a. A mí, siempre me interesó el grupo humano, atrás de la actividad, poder estar cómodos, poder reír, poder estar con cara de culo, pero realmente estar juntos.
FA: En realidad, eso es lo que va a decir al público y a los músicos cuánto va a durar la banda. Hoy veo dos caminos para A.D.A, y ninguno es malo. Uno, es que con suerte, el día de mañana alguien nos sostenga económicamente y nos dediquemos a grabar, a ensayar y a tocar en vivo. Esa es la vida de lanzar discos y de negociar con las discográficas y toda la bola.  El otro camino, es el que recorren la mayoría de las bandas independientes, que consiste en tocar diez años hasta que te den bola, y tampoco lo veo como algo malo.
FP: Es que cuando fundás un hermoso grupo, cualquier tipo de alternativa viene bien, ya que estás haciendo lo que querés con las personas que querés y vivís el ahora, de una manera positiva. El camino que puedas tomar pasa a ser secundario.

¿Queda mucho por experimentar como músicos?

FA: No tenemos ni idea. Al no tener limitaciones como banda, al no tener miedos entre nosotros mismos, tampoco sabemos dónde pueden llegar a parar las canciones que componemos. Y no sabemos cuál es el potencial de la persona que tenemos al lado. La verdad es que nos potenciamos mucho entre nosotros, y creo que no hay limitaciones.

¿Qué debería contener el manifiesto de Arquitectura del aire?

FA: Hay un concepto, pero es leve. Al no tener el material terminado, no podemos mandar algo desde la nada. Cuando esté listo, la gente va a  poder sentirlo por si misma. Más allá de todo, el mensaje que transmitimos es que nosotros disfrutamos de la música y de ser músicos. Y está bueno pensar que no estamos en Inglaterra, y ser músico es un laburo, es algo que el under tiene que aprender. Primero y principal –esto puede sonar anarco- debemos cortar con cierta autoridad que nosotros mismos generamos. Es decir, el under mismo genera circuitos de dinero que no vuelven a las bandas.
FP: Sí, también existe ese discurso de dueño de lugar que dice: “si no te gusta no toques, tengo siete bandas atrás”. Eso me parece muy neoliberal.

Paradójicamente en los noventa, el mainstream musical creció a pasos agigantados en la Argentina, y se formó un nuevo establishment musical nacido de bandas que venden mucho. Hoy,  ese mismo sistema no puede absorber otra música…

FA: La cosa es que así se polarizó todo. No conviene absorber otra cosa, debido a que es un gran negocio. Y  hoy, todo, absolutamente todo el arte depende del establishment y no conviene, a éste, promover actividades culturales. Por eso están de moda los festivales: porque es lo que sirve. Es decir, la dirección cultural, hoy en día, del Estado o el Gobierno x o una empresa, son los festivales. Se juntan treinta bandas de primer nivel un sólo día al año, y el resto de los días no pasa nada. Vas un día y después no vas más a ninguna cosa. No existen las actividades culturales sino los festivales. Si Artic Monkeys tocara en el teatro La Cova en Olivos, la vieja de barrio iría a ver a los Artic Monkeys.

Para terminar: ¿Qué va a encontrar la gente en el  primer EP de Arquitectos del Aire?

FP: Va a encontrar variedad, va a encontrar concepto, va a encontrar un pequeño universo de muchas cositas muy lindas. Creo también, que algunos pasajes van a exigir atención en la escucha, pero hablando en un castellano simple y sin metaforizar: no más de lo que se puede exigir a alguien que le gusta escuchar música. No es esa música, que por ser progresiva, es pura y meramente para que la escuchen los músicos. No va a haber solos de clarinete de catorce minutos.
FA: El EP es un lugar donde la gente se va a encontrar con todo, pero cada uno va a tener que ordenarlo. Dentro de cada canción, va a haber mucha música con arreglos diferentes. Cada canción es distinta. Van a encontrar que hay pop, cosas muy progresivas, así como muchas imágenes. También, hay pequeña suites a modo de separador, en formato canción, pero muy pequeñas. Me parece que A.D.A. se remite a eso, a no entregar las cosas hechas, sino al hecho de que cada uno vaya descubriendo y ordenando todo.
FP: Invita a no fomentar la escucha pasiva, a interactuar y pasear. Y también a disfrutar de lo muy  simple y lo súper complejo y descubrir así que, el hecho de que una canción tenga catorce partes no la hace mejor.

 Realizada por Ladislao Serrano el miércoles 18 de julio de 2012.




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