viernes, 18 de enero de 2013

SOBRE AURA QUIMAIRE


Publicado en La Gaceta Barrial, agosto de 2012


Crónica de Aura Quimaire en City Bar, Martinez, 8 de julio


Aura Quimaire se llamaba Kadiz, pero al ir a registrar el nombre sucedió lo peor: Kadiz ya existía. Allí nació Aura Quimaire, banda que se presentó el domingo ocho de julio en City Bar, el legendario bar rockero de Villa Adelina o Martinez. Según City Bar, queda en Martinez: según todo el mundo queda en Villa Adelina. Problemas geográficos zonales, buen título de tesis. Pero eso no es mayor problema. Hablemos del show. Aura Quimaire en City Bar. En principio, Aura Quimaire es o alguna vez será o no será nunca, la banda que  a todo el mundo le gusta, la banda que suena lindo, que canta bien, que realiza un buen show en vivo. Pero eso será en el futuro, ahora se  presentaban en vivo y yo los fui a ver. Allí estaba. Por empezar, se trata de una joven banda con una formación fuera de lo común: teclado (Tata Pedrazzini), guitarra (León La Cava) y  batería (Joacko Nachman). Tres instrumentos nomás, para esta banda que se inició cuando dos amigos y vecinos de Florida, que hacía tiempo componían sus canciones conocieron a un baterista de Parque Chas, en principio para hacer covers de The Doors. Quizás la formación nunca más pensó en el bajo luego de una epifanía: nos cuenta León La Cava que con su amigo Tata estaban de vacaciones en Miramar “y se nos ocurrió  juntarnos a tocar temas de Los Doors, siempre fantaseamos con tocar sin bajo”. Entre risas, la fantasía se hizo realidad.
Más rarezas además de la formación: el cantante, el que más canta en Aura Quimaire, es el baterista. Eso sí, tanto su voz como la del joven guitarrista interactúan y se cruzan todo el tiempo y son muy muy afinados. Entonces, cómo hizo esta banda que hace dos años hacía covers de The Doors para componer un arsenal de canciones de un aire épico, progresivo, folkie y obviamente muy melódico. Vamos a su montaña de influencias, que según el cronista engloban desde el rock progresivo argentino de los setenta, sin dejar de lado el lado más “rocker” y sin menospreciar la onda acústica. Y tampoco le tienen miedo a los teclados grandilocuentes y a los covers que perfilen sus raíces. En medio del show se despacharon, con Joacko Nachman en guitarra y en formato acústico, una versión respetuosa de “El tuerto y los ciegos” de Sui Generis. Pero vayamos al hecho que esto se está dilatando.
Algo bueno, había bastante gente y era domingo, además, era un domingo al que continuaba un día feriado bien feriado, el 9 de julio. Pero parece que no todo el mundo se fue de fin de semana largo a Mardel o a Punta. Quedó algo de vida en la zona norte y se percibió allí en el City Bar. Todo comenzó con la poderosa y rítmica “La ventana de atrás”. Los teclados de Tata Pedrazzini acolchonan la canción y le dan atmósfera. Una canción que a la banda le sale redonda y que no hace extrañar a esos seres extraños y algo encorvados que son los bajistas. La presentación arrancó así, segura y con cuatro canciones a tope. Luego una balada matadora, de esas que caen con estribillo redondo y hasta hizo al cronista agitar su encendedor –torpemente, pero sentidamente también- por los aires; las chicas aullaban en: “Sacarte de mi mente”. Aquí la cosa se volvió melódica, pero sin perder fuerza. “Luces del ayer”, podría ser como una canción misteriosa y poética que se vuelve homérica con el correr de los versos y el piano, sorpresivamente se despacha con un interludio barroco que si fuese tocado en el siglo XVII estaríamos ante un hijo de Monteverdi. Pero no, sigamos, había  más. “Domingo de luna llena”, es un rescate positivo a algún madrigal folkie donde teclado y  guitarra se conjugan en una textura muy celta, fulgurante. Antes de eso, “Espejo opuesto”, para cerrar a todo trapo con  la poderosa “Nunca mas”. Aplausos y aplausos. Aura Quimaire brindó un gran espectáculo, y siendo verdaderamente como bromean ellos “una banda de estilo meloprogresívico” con apenas dos años de vida se las arreglaron para dar un show de nueve canciones sólido y con buena presencia de matices acústicos. Algo que no es para nada fácil. Las voces son afinadas, ¡hasta demasiado afinadas! ¡Y las letras son muy épicas y positivas! Pero hay solidez. Eso puede con este estilo de cronista abigarrado y solitario. Y es de gran virtud cómo Joacko Nachman comanda el ritmo detrás e las baquetas siendo la voz líder en casi todas las canciones. La guitarra de León La Cava ejerce el papel rítmico sacrificado y el teclista el papel de frontón sonoro, y el de hacedor de melodías al fondo. Ah cierto, no olvidemos que no hay bajo: la verdad no se notó. Eso sí, cuando me retiraba de la sala, con las chicas aún aullando jóvenes gritos a mis espaldas, no pude evitar asomarme un poco sobre el borde del escenario buscando algún bajo enchufado, o algún duende bajista tras bambalinas. ¡Ah! Todavía me persigue ese estribillo maldito: “yo no sabría decirte cuánto lamento pederte, pero me es imposible sacarte de mi mente” acompañado por los aullidos de las chicas.

Ladislao Serrano.

Antes de que Aura Quimaire edite su primer EP. Aquí hay un bello acústico en radio: http://soundcloud.com/auraquimaire/sets/radio-pueblada-rebelde/
 Y Aquí su página de facebook:

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