lunes, 6 de enero de 2014

MIRAR AL VACÍO: DOS MIRADAS SOBRE RON MUECK EN ARGENTINA



RON MUECK, MANIFESTACIONES DE LO SINIESTRO
Por Agata Zaldivar
   
Escultura hiperrealista. Categoría posmoderna; el hiperrealismo se erige como una superación del realismo, algo más allá del realismo y en efecto lo es. No se propone generar efecto de realidad ni tampoco una mímesis. La propuesta es otra: jugar a ser, en sentido propio, lo real. He aquí algunos problemas. El artificio propio de la obra de arte se esfuma poco a poco y el sujeto productor, el artista que crea, se difumina para dejar lugar a su obra. La obra es la que por un segundo, para el espectador, se erige como la realidad misma para llevarlo al terreno de la duda: ¿es esto real o es una obra de arte? Demasiado perfecto para ser real, demasiado perfecto para tener detrás, un agente humano. Lo real no presenta fisuras – al menos no evidentes – aunque las tiene. El realismo (en sentido estricto, el realismo decimonónico) también tiene sus fisuras; es, precisamente, lo que lo hace tan real. En el hiperrealismo esas fisuras tratan de disimularse al punto de desaparecer. Ron Mueck desaparece tras sus obras pero no se lo puede omitir: es él el gran sujeto tácito, es quien las hizo, subyace.
La obra de Ron Mueck nos lleva al terreno de la duda, pero nos da una pista: nada que tenga esas dimensiones podría, jamás, ser real. Lo que se genera es un efecto, efecto que  otros artistas hiperrealistas no generan –o quizá no se lo proponen- : el efecto de lo siniestro. Lo siniestro es definido por Freud como una aparición de lo reprimido, como aquello conocido que, debiendo haber quedado oculto, de todos modos se ha manifestado.  Y agrega que lo siniestro se puede evocar por una repetición de lo semejante. La obra de Ron Mueck, es, bajo esta definición, sin dudas siniestra. Freud señala que “E. Jentsch  destacó, como caso por excelencia de lo siniestro, la «duda de que un ser aparentemente animado, sea en efecto viviente; y a la inversa: de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado»”. Y es eso lo que perturba al estar en las salas de Fundación Proa, entre las obras de Mueck. ¿Están animados esos objetos? ¿Son objetos? ¿Cómo se crean esos objetos (o monstruos, a mi criterio) que parecen reales –demasiado, espantosamente reales- por obra del hombre? Parece no solo generarse el sentimiento de lo siniestro sino también una suerte de apoteosis del artista: juega a ser el creador.
Puede palparse una admiración grande y también una cierta frustración del espectador al tener, de antemano, la seguridad de que lo que ve no es lo real. Pero quizá hay ahí también un gesto esperanzador. Se percibe un cambio de paradigma respecto del arte y la realidad: el arte es, en última instancia, la creación de una realidad; realidad semejante a la que todos acordamos llamar ‘realidad’, pero hecha con nombre y apellido, por un sujeto - igual que nosotros - que crea y produce una realidad otra. Quizá lo siniestro radique en ese gesto de posibilidad infinita de creación, de mutación absoluta y de control total sobre la realidad: tal es el control, que se la duplica, triplica, multiplica y se la condimenta a piacere. Quizá lo siniestro radique en que el espectador cree que comparte el pacto con el artista y que Proa no expone más que una muestra de esculturas, un montón de artificios hechos "por". Pero, en efecto, desde el momento que se topa con la primer obra, sólo ha logrado romper el pacto de la ficción, seguir en el terreno de lo real, y cuestionarlo.
Lo que se juega en las obras de Mueck pasó a un plano que no es el del arte, sino el de la realidad o hiperrealidad, más real que lo real, más allá de lo real, más allá de la física, metafísico. Y es ahí donde está su éxito: no hablamos de arte cuando entramos a Fundación Proa, hablamos de lo real. El artista cuenta con una ventaja y es que, en tanto artista,  artífice de lo real, juega en otro plano y con otras herramientas aunque parece situarse en este, en el de la realidad vulgar y nos “engaña al prometernos la realidad vulgar, para salirse luego de ella.” La ventaja está ahí, en esa posibilidad de engaño, en ese pacto ficcional firmado antes de ingresar a la muestra que súbitamente se rompe.
El hiato es irreparable. Los pilares de lo real, si aún no se derrumban, aunque sea,  tambalean.

 LAS MUECAS DE MUECK: DERIVAS EN LA NADA
Por Ladislao Serrano

Una cola de más de una cuadra de largo, pensándolo en negativo, podría ser algo molesto, si es que uno tiene que esperar que la cola, como una serpiente humana, o una lombriz, cuya cabeza no se distingue de la cola – la cabeza: humana; la cola: humana-, avance. Y cuando la cola larga –la lombriz, la serpiente humana- acaba, nos encontramos con que, de forma extraña, en Buenos Aires, hay miles y miles y miles de personas dispuestas, pensándolo en positivo, a ir a la fundación Proa a ver las esculturas hiperrealistas de Ron Mueck (escultor nacido en 1958 Melbourne, radicado en Reino Unido).Las obras de Mueck que la serpiente humana o lombriz presencian son algo poco común: es la primera vez que la obra del escultor pisa suelo sudamericano. Dicha muestra estará en Fundación Proa hasta febrero y luego se presentará en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. La lombriz o serpiente humana presencia algo extraño ya que según el folleto de la muestra, una “exhibición de Ron Mueck es un evento inusual”. Pero para la lombriz o serpiente humana porteña, ya  nunca más será inusual una muestra de Mueck.
Diez piezas fechadas entre el 2002 y el 2013 componen la muestra. En estas diez esculturas Mueck juega con la realidad. Hombres, mujeres, jóvenes, viejos y algún que otro animal, componen un microcosmos que los curadores Hervé Chandès y Grazia Quaroni supieron organizar muy bien: conjugando los diversos tamaños de las esculturas, relacionando las obras que aparentemente tienen mayor afinidad, y dejando lucir en soledad aquellas que por tamaño – o por misterio- lo requieren. Este juego con la realidad se da de diversas formas. Por un  lado, las técnicas mixtas producen un efecto potente: sobre una base de escultura clásica, de arcilla, Mueck define con enfermiza perfección  y con diversos materiales, las pieles que cubren los cuerpos de sus esculturas; este choque entre formas clásicas y obsesiones materiales modernas es algo positivo en cuanto a los recursos que un artista contemporáneo en el campo de la escultura puede utilizar: no es ni muy clásico, ni muy moderno, sino una justa mezcla de ambos. Por otro lado, la realidad se tensa, no es una mera apuesta realista: las esculturas de Mueck juegan con las proporciones de forma tal que todo el realismo en la terminación de una uña, un pelo, un lunar, se derrumba al verlo en una escultura cuyo tamaño es demasiado pequeño o demasiado gigante para ser real.
Ahora bien, vale preguntarse porqué la lombriz o serpiente humana disfruta de las esculturas de Mueck; como dijo alguien muy inteligente: “qué raro tanta gente viniendo a ver esculturas realistas, cuando las cosas reales se ven todo el tiempo”. El pelo de la mujer que va de compras y lleva a su bebe colgando, es un pelo tan real que podría ser el de nuestra propia madre. La piel fofa y blanca, arrugada y estirada de la pareja de viejos que descansan debajo de una sombrilla podría ser de alguno de nuestros abuelos, o algún viejo cualquiera que uno ve en la calle. Entonces: ¿qué hay de atractivo en estas esculturas? Pensemos. Por un lado, la textura tan lograda en estas esculturas es algo que impresiona e incluso provoca algo de molestia: una ambigüedad que en lo espeluznante, es atractiva. Por otro lado, -descartando que la afluencia de público se trate de la gran oleada de publicidad de la cual es objeto la muestra- se trata de esculturas que se encuentran en posturas diversas y se enmarcan en conceptos también diversos: el tiempo, la vejez, el consumo, la muerte, el minimalismo, el miedo, la modernidad. Esta amplitud de conceptos, acorde a otra doble amplitud: de tamaños, de poses, permite que una obra con cierta carga misteriosa, tétrica, pueda también contemplarse con una relativa tranquilidad.
Es decir, la tranquilidad es siempre relativa. La posibilidad de que una escultura de Mueck “guste”, se rodea de una incomodidad que quizás sea lo que las miradas de las esculturas transmiten - incluso la no mirada del pollo muerto gigante que cuelga de un gancho de matadero-: algo tenebroso, no humano, no real: la nada misma. De ahí, un problema: qué hay de positivo en las obras de Mueck y, en todo caso, si la apuesta es en su totalidad negativa: ¿se trata de mostrar lo real para negarlo, para superarlo, o, en todo caso la negación, la nada que habita las miradas, ese trance zombie, es pura negatividad, total fracaso en un mundo desvastado? ¿Se trata de aquel nihilismo posmodernista que tanto resultado da pero que vacía de contenido a las obras? ¿Qué habita en esta nada? No lo sabemos, o Mueck, y esto debería servir para que la crítica piense, en vez de celebrar por que sí, no quiere decírnoslo. O  tal vez nos lo está diciendo y nos quedamos distraídos en su obsesión, en los detalles. Tal vez, tal vez. Ahora bien, si Mueck, como sostiene el folletín, se propone “iluminar las verdades universales”, y sus esculturas serían una apuesta obsesiva por “la verdad”, vale preguntarse: ¿de qué clase de “verdades universales” se trata, con qué “verdad” el artista está obsesionado? Quizás podamos ensayar algunas respuestas. Podemos pensar que la escultura titulada Drift, (una instalación en la que vemos a un hombre en traje de baño disfrutando del sol sobre un flotador, colocado sobre una pared celeste, que hace, o provoca el efecto de agua), traducida como “a la deriva”, no es sino una metáfora de ciertos problemas artísticos:¿el hombre está nadando –flotando- a la deriva en una nada, o acaso se trata de una deriva menos problemática, en la que este disfruta, incluso conflictuado, de su propia indecisión? Podemos pensar: quizás tenga razón el niño que miraba con asombro la impactante escultura Still life (traducida como “naturaleza muerta”, se trata  del pollo muerto colgando desplumado antes mencionado): ¿qué hace un pollo gigante colgando dentro de un museo? La pregunta del niño vale para pensar mucho en las muecas de las esculturas de Mueck. Eso sí, al salir de la muestra, aún la lombriz, la serpiente humana crecía y crecía afuera.










martes, 17 de diciembre de 2013

LAS FOTÓGRAFAS ESTÁN FELICES: LUZ EN LA PRIMAVERA PORTEÑA

Me paro al pie de un puente. Foto. Perfil, Brazos cruzados  o no, mirada hacia el río.
David Viñas


 AMANTES VITALES DE LA LUZ

Lucila Basile y Julieta Terceiro son fotógrafas jóvenes, pequeñas, intimistas. Hace un año conocimos sus trabajos y perfilaban bien. Hoy avanzan en su arte, modifican las maneras en las que captan los cuerpos, buscan otras formas de visión,  experimentan con otros colores. Buscan otros espacios a retratar: estudian, trabajan con sus objetos, con sus lenguajes. Quizás sea arriesgado, pero en un mundo donde el arte se banaliza, y cae con lo bueno y lo malo en un tornado  gigante de conceptualismo, más propio del marketing que del arte o, en una red interminable de galerías, muestras, artistas, curadores, que mucho muestran y poco o nada dicen, lo que podría ayudar a definir como modo de valoración del arte y el artista que uno observa y critica  –con conciencia de los diferentes lenguajes que utiliza cada arte- es cuánto trabajo hay en su obra, cuánto estudio hay allí, cuánta economía –monetaria, conceptual- se palpa en las obras que vemos, escuchamos, leemos, tocamos. Algo positivo: en las fotos de Terceiro y de Basile hay, vemos, una conciencia artística. Por eso la muestra colectiva Foto-síntesis- La mirada encantada (hasta el 20 de diciembre en el Museo de la Mujer, Pasaje Dr.R. Rivarola 147 C.A.B.A) deja espacio, promueve a la crítica. Siempre que haya trabajo artístico habrá crítica. La muestra oficia de “resultado” anual de los diferentes talleres de seguimiento fotográfico reunidos bajo el nombre de La mirada encantada (dirigidos por Marcela Valero Narvaez). El concepto central de la muestra relaciona aquello que une a las plantas y a la fotografía: la luz. La fotografía se vale de ella para producir imágenes, los vegetales la necesitan para respirar. Vale pensar si para un fotógrafo no es acaso vital, como lo es sin duda para una planta, el contacto con la luz. La muestra es colectiva como dijimos, pero nosotros nos centramos en nuestras viejas conocidas: Terceiro y Basile. Y se sabe que el clima es también vital para las plantas. Si de clima escribimos, dejamos en claro que diciembre de 2013, es un mes caluroso: con sol, saqueos, huelgas, pero también: felicidad. Eso sí, el rasgo central de las fotos de Terceiro y Basile, no es  la oscuridad, ni la adolescencia, ni cierto efecto punzante, incluso misterioso y melancólico que uno puede ver en sus producciones anteriores. Eso fue en el pasado. En este caso, el trabajo del año y, porqué no el clima caluroso de la primavera porteña, han devenido en luz y felicidad.


LUZ, AGUA –CÁMARA- ACCIÓN

Lucila Basile no presenta una ruptura con lo visto en muestras pasadas o en su tumblr(http://lucyindeskai.tumblr.com/). Más bien continúa con su estilo. Se siente segura en la narración. Siempre hay en sus fotografías una historia por detrás: unas vacaciones, una reunión, un momento al aire libre, una noche con amigos, una fiesta. Anteriormente –hace un año- dijimos que era naturalista. Y sigue por ese camino: los espacios que prefiere son aquellos que devuelvan mejor la luz del ambiente, luz siempre natural. Por un lado, estos espacios naturales, recreativos, son aquellos en los que la acción es festiva, despreocupada: dos chicas nadan estáticas en el agua, y los rayos solares pegan tenues en la superficie. Por otro lado, el momento representado en las fotografías de Lucila Basile es aquel en el que los cuerpos hacen presencia. Si bien sabe capturar paisajes, es difícil que una foto suya elida el cuerpo: como si materialidad humana debiera estar ahí siempre, como si su fotografía necesitara de la representación de lo humano, no en otro material sino en el propio cuerpo. La luz y la felicidad, invaden los cuerpos retratados, cuerpos que nadan en agua transparente. La luz transmite una gran calidez y el blanco y negro no entorpece, más bien –con maestría- acrecienta esa sensación. No hay oscuro que manche la acción, la cámara vital retrata los cuerpos bañándose alegres en la naturaleza.  En las fotografías que nos muestra en Foto-síntesis- La mirada encantada, vemos su continuidad en el trabajo con la luz, su gusto por la textura acuosa, espacio natural y vital donde una acción transcurre. Ahora bien: ¿habrá alguna salida positiva ante tanto cuerpo juvenil? Algo bueno: Basile logró escaparle al tópico del desnudo –tema fructífero y con múltiples salidas experimentales- , escena que domina con calidad, pero que muchas veces puede volverse –más hoy en día donde los pezones y las tetas están en todos lados y lo erótico parece  extinto- algo común, incluso cómodo en exceso. En nuestra lectura esto es un gran logro de madurez artística: evitar la comodidad que el mismo artista ha logrado conquistar en su propio estilo, para trabajar sobre otras posibilidades. El año caluroso ha dado fotos cálidas vistas en un diciembre caluroso.


NUEVOS PROTAGONISTAS

La persona de la foto en el epígrafe de Viñas, es aquella que no está aquí. En estas fotos no hay persona que se pare en el puente y mire al río. Personas no, espacios sí. Los espacios son centrales en las fotos que Julieta Terceiro agrupó en la muestra. Los protagonistas ya no son los cuerpos humanos, sino las cosas materiales, las cosas concretas que habitan los espacios y al mismo tiempo son ellos. Esto nos reenvía a sus fotografías anteriores(su página antigua es esta: http://julita-t.tumblr.com/; su página actual es la siguiente: http://cargocollective.com/julitaterceiro).Y al volver a ellas notamos ruptura. Allí había mucho cuerpo humano, mucho retrato. ¿Es acaso una crisis? Sí, tal vez. En todo caso, los artistas deben celebrar las crisis de toda índole: sentimentales, económicas, familiares, sociales. Toda crisis resulta en algo, y ese algo es fruto de un movimiento que el sujeto artista, siempre o casi siempre, logra encauzar –no sin trabajo y problemas- de forma positiva. Quizás sea el caso de estas fotografías. Los cuerpos humanos no están en estas cuatro fotos de Terceiro o, mejor dicho, no están visibles. Las cuatro fotografías las vemos parejas, hermanas, juntas: dos arriba, dos abajo. Son paisajes y no lo son. Parecen amables y transmiten felicidad. Pero, tal vez sea la felicidad final, aquella felicidad resultante de una crisis. No hay cuerpos porque no se necesitan. Los cuerpos humanos han construido esa casa simpática y grande, esa reja de madera, esa sombrilla estancada. Eso sí, agudicemos la mirada. De fondo, en la foto de la sombrilla hay un vestigio humano: un hombre anda en bicicleta. Pero el hombre podría no haber estado allí. O mejor dicho, no debería haber estado allí: su cuerpo se fragua en el fondo, ese cuerpo humano, en la foto, ya no es un cuerpo humano. Cuerpos son aquellos que han superado la crisis artística, los que han construido la casa y la sombrilla, aquellos que caminan sobre el pavimento, aquellos que agrupan las fotos por conceptos y van hacia algo nuevo. Sabemos que las fotos fueron tomadas en el continente europeo, más precisamente en España. De todas formas, se respira una luz que es únicamente porteña. Como si la luz del lugar de origen habitara el cuerpo del fotógrafo aun en otro espacio y generara en sus fotos, una luz que inclusa pudiera estar ausente en primera medida en el contexto donde se produce el gatillar de la cámara. El cuerpo del fotógrafo habita  paradójica y dramáticamente, estas cuatro fotos, que pueden engañar por su simpleza. Porque verlas nos sirve para pensar: ¿cuál es el precio artístico-crítico que hay que pagar para sentir esa felicidad, esa luminosidad? Es un precio muy alto: y allí, en esos materiales, allí está. Sabemos que hay ruptura y trabajo: antes pululaban los cuerpos. Ahora, estos están –aunque solo en apariencia- ausentes de la escena. Así, hay otros protagonistas en estas fotografías de Julieta Terceiro, estos nuevos protagonistas pueden explotarse y son un gran punto de partida para seguir trabajando en el futuro.


ESPACIOS FUTUROS

Intentar escribir es siempre un intento infinito, difícil. Pero no por eso deja de ser positivo. Lo real del mundo es en el escrito, al tiempo que es en el mundo. Más vale escribir que no hacerlo. Más vale sacar fotografías que no hacerlo. Llenar el espacio con algo -con letra, imagen, sonido, cuerpos-: eso sí, que ese algo valga, aun cuando corramos un riesgo subjetivo grande. Preferimos apostar antes que tantear. Hace un año la apuesta salió bien(http://iryvenidor.blogspot.com.ar/2012/12/del-alcoholismo-dos-juveniles-fotografas.html); conocimos dos fotógrafas jóvenes que hoy siguen estudiando y transformando su obra. El motor del estudio siempre es positivo. No se trata de hacer por hacer sino de hacer a conciencia.  Apostamos a Lucila Basile y Julieta Terceiro, por su presente, pero también por su futuro. Porque maduran rápido, porque soportan las crisis artísticas con  coherencia y tal vez, alguna vez, conquisten otros espacios –nosotros apostamos a eso- y sus materiales fotográficos cambien, muten con coherencia y logren una verdadera obra. Lo que las fotos de ambas fotógrafas nos transmite en este diciembre asesino es que pese a todo: las fotógrafas están felices. Están felices y, al mismo tiempo, sus materiales exhalan una trabajada luminosidad porteña. (Buenos Aires: ciudad de la furia, pero también de la luz y porqué no de los árboles). Fin de nota, fin de año: flota en el aire caluroso de la primavera porteña un tufo de saqueo y crisis; y la crisis, dijimos, es siempre bienvenida. Ha sido un año duro, tal vez haya valido por dos o tres, pero lo afectivo nunca es desdeñable y a veces los años terminan bien: veamos con gusto las fotos que señalan el progresivo crecimiento de dos artistas jóvenes. Artistas –hoy- de felicidad y luz, artistas cuyas fotos, mañana, no podemos saber qué nos transmitirán. Pero de algo  estamos seguros: nos moverán a la crítica. Y eso es lo mejor; eso es lo que nos da la pauta de que ese arte es bueno.


lunes, 22 de julio de 2013

Hay un delirio naciendo en la cabeza...



Hay un delirio naciendo en la cabeza
Se da vueltas y se disuelve tranquilo.
Pero en las tardes de lluvia recomienza
Todo: parece ser un monito inquieto.

Una amiga de pelos raros te dijo:
Que no eras tonto solo un poco raro
¿Raro? Debe ser que me gusta hablar
Con la gente. Ay mi alquiler cuesta cada día más…

Ahora bien, que buen arma que me compré
Ayer. Seguí el consejo de mi amigo paranoico
Pero una moto civil se me acercó un poco demás
Y ahora estoy prófugo… Y todo fue sin querer…

Claro que la estrofa anterior era un sueño:
Soy alguien común y aburrido
Pero cuando tomo un poco de más
Me ataca el tontuelo teórico…

Me vuelvo muy locuaz y amoroso
Y quiero garcharte día y noche…
Quiero dormirme  en pedo y vomitar tu casa…
Porque aquella vez, se me hizo la vida en una luz…
Porque nunca tuve razón para que esa llama me acosara…
Porque soy malo por naturaleza y bueno por elegancia…
Porque cuando no digo nada me arrepiento…
Porque cuando toco la guitarra la rompo y no sé de computadoras…
Porque cuando no me baño en dos días seguro me llevás…
Porque quiero ser algo y no se qué es eso…
Porque quiero rendir las materias pedagógicas del orto y ser profesor
Y usar una parte de ese mísero sueldo para comprar corbatas finitas
De distintos colores y todo esto todo esto es una completa mentira…
Como eso de que la guerra del golfo no ha tenido lugar…
¡No ves cómo tuvo un lugar de la san puta!
Esto es raro pero es una vida… Que nunca entenderás
Te compraste una empresa que nunca vas a poder pagar y yo
Yo no tengo nada nada nada nada nada nada… Puedo preocuparme
Por qué marca de cigarrillos fumar o cómo cortarme el pelo
Porque a esta hora camino por la pared
Porque a esta hora hago lo que todos quieren que haga
Y canto esta canción y bailo y como y grito y tomo…
Soy yo, soy yo soy yo… Luego de la convulsión mejoré…
Notablemente mejoré…



viernes, 19 de julio de 2013

POEMA ANÓNIMO DE UN AUTOR NO ANÓNIMO...



Más vale pájaro en mano, que elefante al hombro


Fracaso, fracaso rotundo y perfumado de derrota
Mi fé en el amor
No me da ni la hora
Miro a las promotoras
Y si a mí me preguntan
Yo viviría escuchando
A Biolay
Y lo único que quisiera
Promocionar
Son las materias

Mensaje, los mensajes que nunca mando
Peor los que mando
Mejor el mensaje
Mejor no decir nada
No rebajarse a decir
“probé con cuanta hembra se cruzó y nada te suple”
Porque el mensaje
El mensaje no soluciona nada
El mensaje es
un bigote
Cana
Cobani
Ortiba
Gorra
Yuta
Botón
Una porquería
Una pelopincho
Llena de impotencia y errores
¿Y qué si no duermo pensando en vos?
No me importa ni a mí
¿Y qué si moriría por otro abrazo tuyo?
A mí no me duele
¿a quién le va a doler?
A mí no
Porque soy
Negativo
Exagerado
Y rojo
Y no mando mensajes pulentas
De esos que levantan
Que convencen
Soy un gran mamarracho
Ni en pedo estoy ahora
Eso atenuaría un poema tan malo
Y desesperado
Como éste
Color azabachie también
  
Subte rojo, de los más rojos
Ruge algún león
Por ahí
No sabría decir bien dónde
Pero sí que ruge y sabe rugir
Otra y otra vez
El rugido se calla
El latido protagoniza
Cada extremidad brota en sangre
En el subte rojo
Frío de sangre
Líquido de colores
Casi
Pero
Casi
apenitas
Anunciando el final
De este común
Cualquiera, irrelevante
Y finito
Ahora, yo digo
si uno ha de finir
Que le valga la relevancia 
Cuanto menos dentro del final
¿o no?
Me decido a finalizar
Con toda
Porque yo no quiero ser
De los que comen, comen
Y no engordan
Y estoy tan estancado
Y tan varado en mi anhelo
De progreso continuo
Tan quedado en mejorar
Que el amor me huye
Cual cheto al Tropitango
O vegano a la parrilla al paso
Y yo soy tan pelotudo
Como los antes nombrados
Victoria, la victoria es fría
El éxito me carcome los músculos
La abundancia
Nunca viene mal hasta que viene
Fracaso, llevo tatuado
En la frente
Y quizás sea lo que mejor
Me siente
Como la poesía sin rima
Un fracaso es
Mi mueble más cómodo
Oh, subte rojo
Perfumado de la victoria
De aquellos que se amamantan
Del Leasing
Del interés
De una vida que amamantan
Cultivan
Y comentan por celular
Mi vida, mi Victoria
Mi niña
Mi extremo sur de orgullo
Flotando con petulancia
Bienvenido sea
Entonces
Mi merecido fracaso
Y mi fin
Y mi poema reaccionario
Solo porque
Niña, tu padre no te merece
Creo yo.




 20 DE MAYO DE 2013



miércoles, 15 de mayo de 2013

ES MÁS FÁCIL LLEGAR ABAJO QUE ARRIBA

A Erika Stehli

Dos notas:

Sobre La poeta y su novia actriz :



¿Qué es un poeta?  Según la R.A.E. un poeta es aquella “persona que compone obras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas”. Nos puede dar cierta gracia eso de hablar de “obras poéticas” y más aun eso de estar dotado de “facultades necesarias”… ¿A qué poeta le interesa la obra, o las facultades que en su texto se presenten? Obviamente, me refiero al malditismo, a aquella vieja aristocracia malévola y teatral que encarna muchas veces a la verdadera poesía; la forma en la que se encarne es otro problema… O, en todo caso, es un problema que no toca a un, o a una poeta. Todo lo que un poeta haga es poesía: una monografía, unos versos menores escritos  de madrugada, un cuento, un ensayo, una crónica, una nouvelle, una película: sí sí, claro, Bresson, Pasolini…
¿Qué es una actriz? Mejor huir de la R.A.E. para el segundo párrafo.  Una “mentirosa”, una “narcisista” una fracasada”; algunas definiciones fuertes, violentas, poéticas que desliza la poeta para con la vocación de su novia. El Teatro y sus fisuras, la televisión y sus deslices, aparecen en La poeta y su novia actriz, como telón de fondo para exponer una relación tan fuerte y violenta como tierna y sencilla. Pero el fondo, el marco, es lo importante en esta obra de delicadeza artesanal y texto vital, compuesta y dirigida por Patricio Abadi: el marco es el recuerdo, el reencuentro, el monólogo, el diálogo.
Andrea, la actriz, una delicada y hermosa Umbra Colombo, conoce a Martina, la poeta, en el conservatorio, en esa época en que los seres no son ni viejos, ni adolescentes. Se enamoran, se enlazan en una pasión que comparten: el teatro textual no acartonado…Martina, la poeta, una bestial y desgarrada Laura López Moyano, seduce y se deja seducir por la ternura feliz de Andrea. Martina, salvaje, busca experimentar en su cuerpo todo aquello que le haga escribir: aun al costo de componer textos no acordes para su amada. Es que claro: el amor no es puramente textual, sino corporal, incluso puede ser teatral…Preguntas, poses, humor, parodias, dramatismo, callejerismo, academicismo: nombres para apuntar el tejido de la obra.
La dirección de Patricio Abadi extrae un cruce sentido y logrado entre dos grandes actrices que sobresalen en sus papeles. Claro que en la obra es inevitable sentir atracción por la poeta maldita y carcomida. Ella logra atraernos, quizás por su maldad gustosa o su esteticismo decadente. Pero, la belleza vampira y sutil de la actriz también está bien, incluso está muy bien y sus monólogos ácidos acerca de su paso estelar por la t.v. venezolana son, además de divertidos, muy logrados.
¡Ah! Los vestuarios, el espacio perfectamente aprovechado, las luces…Si una crítica o nota o crónica teatral debiera valerse del resumen violento e injustificado, todo la anterior debería penetrar aquí: vayan a ver La poeta y su novia actriz…Yo, todavía pienso en por qué uno siempre se identifica con el malo, con el artista, con el sufrido, con el irónico, con el ácido… ¿Serán acaso las huellas de esa cosa exagerada llamada romanticismo?


Sobre Con nombre propio:



Primeo fue lo femenino, luego, lo masculino. Maxi Bertfeld, reconocido productor de la escena Off, creador del Con nombre propio –femenino- ahora nos presenta a su homónimo masculino. Como un Godard invertido aquí se fue de lo femenino a masculino, pero la esencia es la misma: veremos a “cinco artistas, cantantes, compositores, con una misma búsqueda y un nombre propio” que presentan su material.
            Espectáculos de acá, estuvo en el estreno el pasado ocho de mayo, y lo interesante fue ver cómo, a diferencia de otros espectáculos, el estreno fue un show totalmente diferente a lo que luego será el ciclo. La diferencia radicó en que el show fue una conjunción de los cinco artistas cantando y tocando diversos instrumentos según la canción lo requiriera. Entonces, Con nombre propio comenzó con su disolución en el nombre: el estreno fue un verdadero todo: mezcla perfecta de lo individual con lo colectivo.
            El show fue muy relajado y sentido. Fue una picada de lo que será luego cada show individual. Fue una muestra de la calidad individual y colectiva de estos artistas que provienen –todos- del mundo de la música y el teatro. Y muchas veces olvidamos cuánto hay de teatro, de danza y demás, en la música pop, en el rock o en la televisión: para bien o para mal.
            Así, vimos y oímos en el escenario, brillar con sus afinadas y perfectas voces a los cinco artistas: Felipe Forastiere, Francisco Ruiz Barlett, Germán Barceló,  Emanuel Arias y Germán Tripel. Esos son sus nombres propios. Sí, Tripel el viejo Tripa, ex Mambrú. Para escuchar cada nombre por separado hay que ir a las sendas fechas individuales y… ¿Porqué no un cierre en conjunto al terminar el ciclo? Esperemos pueda suceder. La noche se terminó con alegría y festejos y hasta hubo canciones clásicas tales como “A rodar mi vida”, “Seguir viviendo sin tu amor” o “me gusta ese tajo”.
            Vale la pena disfrutar Con nombre propio, sea en versión grupal o individual. La calidad no varía  y el sonido de la sala de La Oreja Negra, es de una calidad muy alta. En cierta numerología, el cinco, es el número de la acción y la inquietud, de la fortuna, la magia y la aventura. Quienes se aventuren no estarán defraudados por que siempre habrá alguien que nos recuerda: “tengo nombre propio y te lo voy a decir”… Y decir, a veces, equivale a hacer. 

ambas por Ladislao Serrano para http://www.espectaculosdeaca.com.ar/

viernes, 26 de abril de 2013

MOLESTIA TETAL

Algo en las tetas me está molestando...Le han crecido a chicas a las que yo no quería que les crezcan...
Pululan por todos lados: fotos, muestras de fotografías, muestra de fotografías de amigos, ex novias que se hacen las tetas, primas que se hacen las tetas, ¿amigas? que se hacen las tetas aun ya teniendo un importante talle tetal y luego -el colmo- se las tienen que corregir. Y, obviamente : tetas en videos pornos.
Creo que no quiero saber nada de tetas, ahora prefiero los culos y las piernas... Y lo que siempre preferí en las mujeres: sus caras, sus narices, los ojos; pero no solo el color: sino el misterio de las miradas y los gestos que se forman en esa dialéctica de boca, cachetes y ojos... La sintesis de la belleza femenina... Las tetas, y creo que estoy leyendo mucho un autor, un gran autor argentino, son bobas si no son para reproducir o para erizar...